25/08/2007
Día 1: Son las 6 de la mañana. Con los ojos aún pegados, mi prima, mi hermana y yo nos disponemos a coger un taxi que nos lleve al aeropuerto. Nos vamos 3 días a Ámsterdam, pero por el equipaje parece que nos vamos un mes.
Todo ocurrió según lo planeado: llegamos al aeropuerto, cogimos el avión y dos o tres horas mas tarde ya estábamos en nuestro destino. Nos dio el tiempo suficiente como para sobrellevar el madrugón con un sueñecito.
Llegamos al hotel, soltamos las maletas y nos fuimos a desayunar. La ciudad era preciosa: un canal que cruzaba de punta a punta, el tranvía que pasaba a menudo y la cantidad de bicicletas que estaban siendo usadas. Los coches eras una minoría en comparación con el resto de medios de transporte.
Nuestro día allí fue estupendo. Comimos en una terraza, paseamos por el mercado de flores y entablamos conversación con algunos españoles que andaban por allí de visita.
26/08/2007
Día 2: Nos levantamos a las 10, nos pegamos una ducha y salimos disparadas a con

También hicimos por conocer la cerveza, más fuerte que la que tenemos en España.
27/08/2007
Día 3: Es el último día y después de comer tenemos que coger el avión de vuelta a casa. Durante la mañana nos llegamos a los famosos “coffeshops”. Son bares donde puedes tomarte un café o té mientras fumas hachís o maría (siempre controlando la edad de los clientes y la cantidad que consumen). El tema del Barrio Rojo y de este tipo de establecimientos suelen ser chocantes para los turistas pero es que en Ámsterdam tanto uno como otro están legalizados, y por tanto mucho mas controlado que en otros lugares donde es ilegal.
La verdad, la escapada mereció la pena.
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